Estaba recopilando historias en mi Instagram para crear una historia destacada sobre los rituales en mi trabajo, y me sorprendió cómo lo ritual ha permeado mi vida durante varios años.
Siento que los rituales han acompañado mi vida para hacerla más sencilla, amorosa y, sobre todo, más compasiva conmigo misma. Me han enseñado a ver más allá de lo visible, a sentir más allá de los sentidos, a ver la belleza en casi todo, porque ya no hay espacio para juzgar, sino para observar atentamente y a valorar profundamente este cuerpo que me permite estar aquí hoy, siendo camino hacia lo invisible.
Hace unos nueve o diez años, comencé a cuestionarme la palabra "Dios" en mi vida. Me preguntaba cómo era mi relación con lo espiritual en mí, no como una palabra externa, no lo que la gente decia, sino cómo hacer las paces con eso dentro de mis pensamientos y mi sentir.
Fue cuando decidí re significar la palabra "Dios", ir más allá de lo que me enseñó la religión y el colegio de monjas en el que estudié. Era una palabra que siempre me acompañaba en los momentos difíciles. Esto me llenaba de contradicción, porque cuando estaba en peligro, recurría a la frase "Diosito, sálvame", pero cuando me sentía bien, solía pensar ni idea quien o que será Dios. Me hacía mucho ruido recurrir a este ser solo en momentos en los que me sentía en peligro, y me preguntaba qué era Dios?
Después de pensar mucho, entendí que "Dios" es solo una palabra que da forma a algo gigante que nos contiene. Sentí cómo esta palabra podía definir un amor inmenso, un poder inimaginable. Y me pregunté: "¿Cómo lo traigo a mi realidad?" Cómo puedo hacerlo parte de mi vida?, me di cuenta de que el amor más grande que sentía en ese momento era por mi perrita Candela, entonces pensé, para mí, "Dios" es ese AMOR maravilloso e inmenso. Dios es ese amor que siento por mi perrita! y uaaaahh me exploto la cabeza! Podía pensar en la presencia de Dios en ella y como el amor inmenso que yo siento por ella es Dios en mi.
Estaba disfrutando mucho la búsqueda de mi espiritualidad porque ya no había una guerra interna entre mi sentir y mi pensamiento. Fue entonces cuando salí del "clóset espiritual" y me di cuenta de que no hay nada más espiritual que vivir esta vida en el presente, y observar cómo Dios habita en todo lo que me rodea, sosteniéndome todo el tiempo. Escuche una frase que me hizo mucho sentido, que fue: "Estoy siendo sostenida por infinitos círculos de amor"; Las imágenes que vinieron a mi mente fueron círculos de frailejones cantando creando agua para mi, nubes bailando que hacen sombra sobre mi cabeza, semillas abriendo y despertando a la vida, clientes agradeciendo mi trabajo, ancestros y familiares rezando por mi mejor destino, y así, infinitos círculos invisibles que día a día me sostienen y muchas veces doy por hecho.
Ahora, es natural para mí ver que ya no es necesario sentarme a rezar para conectarme con este gran ser llamado Dios, porque mi vida cotidiana ya está siendo atravesada por este sentir en el que Dios me abraza en todo momento. Rezo, canto, medito porque me gusta, porque disfruto tener este espacio para estar junto a Dios.
Quisiera agradecerte por leer estas palabras y afirmarte que el sentimiento que tengo al escribirlas sostiene tu lectura y tu vida en este momento. Porque yo, por medio de mis palabras, soy un círculo de amor que sostiene tu vida. Gracias por leerme, por sentirme. Deseo que puedas ver a Dios en tus ojos, en tu entendimiento, en tu corazón, y doy gracias por tu existencia aquí, hoy, en este presente.
Agradezco a estos miles de círculos aquí, allá, y en otras dimensiones, que rezan con amor por mi existencia aquí en la tierra.