Escribo hoy a las 8:28 pm después de tomar una ducha y haber llorado un ratito.
Lloraba de gratitud.
Nos se si existe en realidad un destino, o si nuestros pasos ya están escritos, solo puedo creer que estoy aquí con un propósito y que ese algo maravilloso, luminoso, amoroso, gigante que siempre está conmigo me guía por el mejor camino.
Mientras me identificaba con la historia de una voz que escuchaba en un podcast, podía darme cuenta como he vivido situaciones donde he sentido muchísimo miedo. Y ese miedo me engancho, escuche a esta persona hablar por mas o menos una hora y simplemente me sentí muy atraída por saber el desenlace de su historia, pero una vez ella, porque era una mujer la que hablaba, una vez ella terminó y concluyó su historia con un gran aprendizaje, no pude contener mi llanto. En medio de la tranquilidad de mi casa, con mis perros en el sofá y mi gatito Zion sobre mis piernas, lloré, y en realidad no sabía porque estaba llorando, no sabía que sentimiento brotaba en mis lagrimas, era una mezcla entre frustración, injusticia y alegría…
Escuchaba las palabras de esa mujer y me sentía dando sus mismos pasos, niña y adolescente sin saber a donde iba, simplemente me dejaba guiar, por el entorno, por las personas, por la televisión, por todo lo que estaba afuera de mi, seguía pasos externos que me llevaron a perderme y sentir tanto miedo.
Ahora que me siento tranquila viendo mi alrededor y sintiéndome tan bendecida, ese llanto es de gratitud, una gratitud infinita por la vida, por Dios, por Los Ángeles, por esos infinitos círculos de amor que me sostienen y me alejan de esos lugares oscuros.
Hoy doy gracias por mi valentía, por las decisiones que tome, y sigo tomando, por el camino que decidí seguir, el de mi corazón, el del silencio, el de la Luz.
Agradecí tanto cada gota de agua en la ducha, cada granito de arroz en mi plato, cada pelito de mi gato sobre mi saco. Somos tan bendecidos que a veces tenemos que escuchar voces que nos recuerden las bendiciones que hemos recibido y todo el camino que hemos recorrido para estar aquí.
Hoy sólo quiero agradecer. Agradecerte.
Agradezco por tu presencia, por tu tiempo, por tu paciencia, a ti por tu atención y estar aquí leyendo mis pensamientos. Hoy quiero llenar tu corazón de gratitud infinita, que llene cada célula de tu cuerpo, de tu mente y de tu espíritu.
Descansemos en la gratitud infinita. Gracias por estar aquí.